miércoles, 26 de octubre de 2011

¿Una personalidad digital?

Acabo de leer un magnífico artículo en el diario digital El País sobre lo que algunos psicólogos están llamando la e-personality, la personalidad digital, y sobre cómo los hábitos que tenemos en las redes sociales están transformando las relaciones interpersonales y la propia visión de lo que nos hace seres únicos e irrepetibles: nuestra personalidad.

Las nuevas tecnologías sociales que están surgiendo en Internet (redes sociales, redes de compartir archivos, mensajes, etc.) están actuando sobre nuestra identidad personal, llegando a crear incluso ciertos hábitos neuróticos en las relaciones entre sus usuarios (obsesión por la reputación digital, por las visitas recibidas en nuestro entorno social digital de turno -Twitter, Facebook, Tuenti, blogs, etc.-, narcisismo por la popularidad en la Red, potenciación o disminución de algunos rasgos del carácter en las relaciones por Internet, y tantos otros que se mencionan).

Diseño de http://andreaturvey.blogspot.com/


Las redes sociales reproducen en un nivel distinto (digital, virtual) las relaciones que caracterizan nuestra vida social: agradecimientos, ignorar a las personas,  agresividad, amabilidad, hipocresía, egolatría, amistad, compartir. Algunos aspectos de nuestra e-identity llegan incluso a trasladarse a nuestra identidad personal "habitual" (es decir, la que no está "conectada" a Internet), modificándola en importantes aspectos. La autora cita a un estudioso sobre el tema, el psiquiatra Elias Aboujaoude (cito el artículo):
"En muchos casos, la versión virtual de nosotros mismos complementa nuestra personalidad y puede actuar como una extensión de esta. (...) La e-personality es más audaz, fuerte y eficiente que la personalidad original". Los estudios de este psiquiatra se concentran en demostrar cómo nuestro yo digital influye en los actos cotidianos fuera de la red. "Los rasgos que integramos en nuestra vida on line suelen ser incorporados a nuestra personalidad off line. De este modo, podríamos acabar siendo más atrevidos y menos diplomáticos en nuestras relaciones, aunque no tuviéramos delante una pantalla o un iPhone", explica el psiquiatra.

El artículo comenta que, curiosamente, aunque nos extrañará cada vez menos, algunos usuarios se llaman por su nick (su nombre de usuario en la red social) cuando se conocen en persona (es decir, cara a cara), un hecho que llaman "desvirtualizarse": "nos estamos desvirtualizando"... es decir, "nos estamos conociendo cara a cara".

Tiene miga el tema de la personalidad, ¿a que sí?

Uno de los comentarios al artículo reza así:

  • 49
    María - 25-10-2011 - 22:26:48h

    este artículo es genial pero la mayoría de enganchados al twitter no lo leerá porque tiene más de dos frases.

EJERCICIO.
 
1) ¿Qué piensas de este fenómeno? Comenta el artículo. (Utilizad los comentarios).

2) ¿Puedes encontrar alguna relación entre este artículo y el tema de la entrada Ciborgs de naturaleza y cultura?

domingo, 16 de octubre de 2011

15-O





Del DRAE:


SERVIR:

2. intr. Estar sujeto a alguien por cualquier motivo haciendo lo que él quiere o dispone.
 
6. intr. Aprovechar, valer, ser de utilidad.

En el Diccionario de la Real Academia existen 19 acepciones del término "servir".

miércoles, 12 de octubre de 2011

Ciborgs de naturaleza y cultura

Un ciborg es un ser híbrido formado por materia biológica y unas prótesis artificiales, mecánicas, electrónicas o de otra índole. El DRAE lo define como un ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos. El concepto de ciborg no es el mismo que el de robot o de androide. Aunque la ciencia-ficción ha utilizado mucho esa idea para los personajes de sus historias (por ejemplo, las películas de Blade Runner o Inteligencia Artificial), algunos científicos y pensadores juzgan que no deberíamos considerar la existencia de ciborgs como un mero producto de la imaginación y la fantasía. De hecho, dirán, hay seres ciborgs realmente existentes. Pensemos en una persona que lleva un marcapasos en el corazón, o en el hecho de que usamos gafas o lentillas para corregir la miopía. Estas son realidades muy cotidianas y alejadas de lo fantástico. Así, que algunos pensadores se han tomado en serio la idea y se han preguntado si los seres humanos no seremos ciborgs.

Imagen: http://www.flickr.com/photos/ol1/5632304342/sizes/m/in/photostream/


 En cierto sentido, podemos decir que el ser humano también es un ser híbrido de naturaleza biológica y de una cultura. El ser humano, lo que es cada uno de nosotros, es el resultado de su naturaleza biológica y de su propio desarrollo dentro de una cultura determinada. Por naturaleza tengo pelo, por cultura lo llevo corto o largo, lo tiño o lo peino de determinada forma. Por naturaleza me alimento cada día, por cultura uso palillos o tenedor. Por naturaleza hablo un lenguaje, por cultura hablo español o inglés o japonés (o varios a la vez).

El filósofo español Fernando Broncano, en su obra La melancolía del ciborg (2009), es uno de esos pensadores que se toma en serio la metáfora del ciborg para aprender algo acerca de la cultura y de los seres humanos. Para él somos ciborgs en tanto que seres culturales porque la cultura amplía nuestras capacidades naturales hacia puntos siempre insospechados. Dado que hay distintas culturas, hay distintos tipos de ciborg. Su blog, una prótesis cultural suya, se llama El laberinto de la identidad.

Ve el vídeo donde Broncano explica su postura y contesta a las cuestiones siguientes. Los enlaces anteriores contienen vídeos y explicaciones sobre la relación entre los ciborgs y los humanos.



CUESTIONES:

1) ¿Cómo define el filósofo a los ciborg?

2) ¿De dónde adquieren los seres humanos sus "prótesis"? Pon algunos ejemplos de estas prótesis. ¿Qué prótesis usas tú con mayor frecuencia?

3) ¿Por qué dice Broncano que cada cultura crea ciborgs distintos? ¿Qué significa esta idea?

4) ¿Crees que Internet es una prótesis para los ciborgs de nuestra cultura?

5) ¿Es compatible ver a los seres humanos como ciborgs y como personas?

Puedes encontrar una entrevista donde Fernando Broncano explica más su posición aquí. (Se trata de una entrevista al autor en el diario La Vanguardia, miércoles, 2 de septiembre de 2009. Es necesario bajar la barra del navegador hasta cerca del final de la página y descargar el documento de la entrevista).

sábado, 1 de octubre de 2011

Mapa de los primeros filósofos griegos

Gracias a la web Boulesis, enlazada en la parte izquierda de este blog, y a la tecnología de Google Maps,  disponemos de un mapa interactivo de las principales figuras de la filosofía presocrática. Los presocráticos aparecen comentados cuando se hace click en cada punto que aparece del mapa.

Aquí podéis encontrar el mapa.

Agradecemos el trabajo bien hecho al autor de Boulesis.

Igualmente, especialmente para los alumnos de Bachillerato, os animo a que consultéis las dos últimas entradas del Blog de Pilar. En ellas se enlazan vídeos sobre el origen de la filosofía.

Sapere aude!

viernes, 30 de septiembre de 2011

La ciudadanía socrática

Sócrates fue el primer pensador occidental cuya vida y muerte permiten relacionar los conceptos de filosofía y de ciudadanía (los mismos que sirven para denominar la materia del primer curso de Bachillerato). Reflexiona sobre su figura y responde a las cuestiones al final del texto.

Imagen de Wikipedia
Imagen de Wikipedia



Una de las más importantes filósofas actuales, la profesora Martha C. Nussbaum, usa esta relación de filosofía y ciudadanía en la figura del Sócrates histórico para defender un modelo educativo que no duda en llamar "educación socrática", en su obra El cultivo de la humanidad, de 1996. En una obra más reciente, Not for profit (2010) (traducida como Sin fines de lucro), la profesora defiende la educación socrática como una cuestión necesaria para superar la crisis más urgente que afronta nuestra sociedad: no la crisis económica sino la crisis de los propios valores de la convivencia democrática. (Una crisis de la democracia cuyos efectos podemos sentir ya en el tipo de propuestas y de medidas que se imponen a los ciudadanos para abordar una crisis económica que ahoga a las víctimas y premia con más beneficios económicos a los responsables).

¿Qué tiene la figura de Sócrates, como ciudadano y como filósofo, que la hace un ejemplo democrático para una de las filósofas más influyentes en nuestra época, unos 2500 años más tarde?

En el diálogo platónico de la Apología de Sócrates,  el personaje de Sócrates se define a sí mismo como un tábano que aguijonea el lomo de un noble pero perezoso caballo (30e - 31a). Un ciudadano como él es útil para la democracia, sostiene Sócrates, porque despierta a sus conciudadanos de la pereza que supone vivir conforme a las tradiciones, a las normas y a las creencias recibidas acríticamente y sin reflexión. El símil del tábano es tremendamente acertado y expresivo (Platón muestra aquí su grandeza literaria). El aguijón obliga a moverse del sitio al caballo y eso es bueno para él (contra su pereza); pero, a la vez, resulta doloroso y es capaz de crear resentimiento, de que sea visto como una amenaza, un peligro, etc. La actividad aguijoneadora de Sócrates fue juzgada así por sus conciudadanos y Atenas lo condenó a muerte por impiedad (por faltar a los dioses de la ciudad) y por corromper a la juventud.

Imagen de http://www.cafepress.com/


Sócrates abordaba a los atenienses cuestionando todo aquello que habían creído y aceptaban sin el menor resquicio para la duda: qué es la justicia, cómo podemos confiar en la tradición (los poetas) que nos habla de lo que piensan los dioses y de sus motivos caprichosos para actuar, qué es una vida virtuosa, etc. Los ciudadanos no recibían bien este cuestionamiento de sus creencias, costumbres y normas más arraigadas. Sócrates les mostraba que sus decisiones más importantes, en lo personal y en lo político, eran fruto de una mera aceptación pasiva de lo convencional, que sus vidas habían sido modeladas por dichas normas y creencias, y que realmente no eran dueños de sí mismos, sino de la superstición y de la pereza a la que les había llevado una educación tradicional. El aguijón de Sócrates los llevaba a cuestionarse si no había otra manera de hacer las cosas y a examinar cuáles de sus creencias eran dignas de guiar sus propias vidas, también en lo personal y en lo político, y cuáles era necesario rechazar.

Cuando compara la democracia con un noble pero perezoso caballo, Sócrates reconoce que, en su mayor parte, las normas y las creencias convencionales están bien encaminadas (por eso el caballo es noble). Sócrates creía un deber fundamental cumplir con las leyes de la ciudad, aunque esas mismas leyes vayan en contra del propio interés personal. Aceptó la sentencia a muerte a pesar de que algunos amigos le ofrecieron la oportunidad de huir justo la noche antes de su ejecución. El problema serio es la pereza del pensamiento que caracteriza a los ciudadanos de las democracias, su tendencia cómoda a ir por la vida sin pensar sobre otras posibilidades y razones. Unos ciudadanos acríticos, para los que el examen y la reflexión sobre sus vidas supone un esfuerzo que ellos mismos perciben como innecesario, serán unos ciudadanos dóciles y fácilmente manipulables por todo aquel que sea capaz de hacerse oír por el conjunto de la ciudadanía (políticos profesionales, medios de comunicación, grupos de interés, grandes empresas, etc.). Serán unos ciudadanos que, no siendo dueños de sí mismos, vivirán como esclavos sin saberlo.

CUESTIONES.

1) ¿Qué es ser un buen ciudadano, para Sócrates?

2) Reflexiona sobre lo que provoca la pereza en los ciudadanos. ¿Qué tipo de creencias solemos aceptar acríticamente los ciudadanos? ¿Qué actividades o costumbres crees que realizan los ciudadanos por ser meramente convencionales, sin plantearse por qué las realizan?

3) ¿Qué ocurre en nuestra sociedad con aquellas personas cuya conducta o cuyas creencias se alejan de lo convencional?

4) ¿Cuáles pueden ser las fuentes de la manipulación de los ciudadanos en nuestra sociedad democrática? Pon algún ejemplo.

5) ¿Qué utilidad puede tener la filosofía en las sociedades democráticas? Razona tu respuesta.

La filosofía y otros saberes

En la siguiente imagen tenéis un enlace a un Cmap (un mapa conceptual) y, más abajo, un ejercicio que puede usarse como herramienta para comparar a la filosofía con otros saberes: la ciencia y el mito. Todos estos saberes, incluyendo a la filosofía, aspiran a dar una explicación cabal de la experiencia humana, un sentido y una perspectiva determinada que nos permita comprender el mundo que habitamos y nuestra propia existencia como seres humanos. Pulsa en la imagen para acceder al mapa.



EJERCICIO

Examina el Cmap y elabora una definición amplia de la filosofía, distinguiéndola de los otros tipos de saber. Para ello, construye distintas proposiciones (cuantas más mejor) siguiendo las conexiones de cada concepto con ayuda de las flechas. Por ejemplo:

a) La reflexión filosófica como saber (globo principal morado) se diferencia de la ciencia y el mito (globos morados más pequeños).

b) La ciencia proporciona una perspectiva particular y crítica sobre ... (completar).

Sigue tú buscando proposiciones acerca de la naturaleza de la filosofía y de sus diferencias con el mito y la ciencia.

jueves, 7 de julio de 2011

El blog de Pilar

El blog de aula de Pilar lleva varios meses enlazado en este blog. Pilar estuvo colaborando en las primeras entradas de este blog, que nació como un blog conjunto de dos profes de filosofía, como aparece en la cabecera. Ahora ella lleva otro blog de aula más adaptado a sus necesidades docentes y no escribe en este, aunque tiene la puerta abierta a hacerlo cuando quiera, claro.

Os invito a todos a pasaros por él, especialmente a mis alumn@s, y a que contactéis con la gran profesora de filosofía que es Pilar.

Imagen de: http://4.bp.blogspot.com/

domingo, 3 de julio de 2011

Prudencia y conocimiento (II): Aristóteles y la atención a lo particular

(¿Vienes de la entrada anterior? Pásate antes por ella).



Al discípulo de Platón, Aristóteles, le llega la hora de enfrentarse a su maestro, Platón. El dedo de Platón, esta vez en la pintura de Rafael, sigue apuntando en la misma dirección que el de su maestro, Sócrates, hacia ese mundo de principios eternos que rigen la realidad y que también indican el camino hacia la virtud en la vida humana: el ascetismo del sabio, la vida dedicada al conocimiento y la purificación de todo lo que hay de sensible, corporal, corruptible y temporal en la vida humana. Una vida sin examen no merece la pena ser vivida, diría Sócrates.

En el mismo pasaje citado en la entrada anterior, Aristóteles insiste con fuerza en que la prudencia no puede ser identificada con el conocimiento científico. La habilidad práctica para juzgar y decidir la acción correcta y los fines de la vida humana no consiste en aplicar una serie de principios fijos, eternos, a cada situación y a cada persona, sino que la prudencia consiste en ajustar la acción y nuestras decisiones a la situación concreta que se plantea. Lo que es bueno para A puede ser malo para B. Beber agua puede ser bueno para calmar la sed pero también puede resultar fatal para aquel que padece hidropesía. Mentir puede ser malo generalmente, pero también puede ser moralmente obligatorio si alguien con una pistola en la mano me pregunta dónde está otra persona para matarla. El juicio moral correcto y la acción moral es siempre relativa a las personas y a las circunstancias particulares, para Aristóteles. En ética, no sirven las fórmulas generales sino la habilidad de la persona prudente que sabe elegir y juzgar en cada situación concreta.



A diferencia de la prudencia, el conocimiento científico intenta explicar los fenómenos particulares por medio de leyes generales. Así, la caída de esta piedra concreta se explica gracias a las Leyes de Newton sobre la gravitación universal. Una vez que hemos descubierto una ley de la naturaleza, ya tenemos ahí un instrumento capaz de explicar un conjunto potencialmente infinito de fenómenos particulares (cualquier caída de cualquier cuerpo que se esté produciendo, que se haya producido o que se vaya a producir en el futuro).

Sin embargo, Aristóteles nos dice que en el caso de la conducta moral humana, no podemos llegar a este tipo de leyes. Si así fuera, tendríamos un conjunto de normas y leyes para la conducta que nos serviría a los seres humanos para saber cómo debemos actuar en cualquier momento. Pero esto no puede ser así en una vida humana. Las normas morales, las leyes y los principios que rigen nuestra conducta no son del mismo tipo que las leyes y los principios que rigen la naturaleza. Los seres humanos no podemos fiar nuestra vida ni responder en cada situación que la vida nos plantea con unas normas universales e inamovibles. Los seres humanos debemos saber qué es lo adecuado para cada uno y en cada ocasión. Por eso el término medio que escoge la persona prudente en su acción es siempre relativo, y no un término fijo, un punto fijo sobre el que orientar nuestra conducta moral. Mentir puede ser algo incorrecto o malo en general, pero puede ser que para una persona concreta de carne y hueso, en unas circunstancias particulares y concretas, lo correcto y lo moralmente bueno sea precisamente mentir. Si los agentes nazis persiguen a mi amigo para secuestrarlo y matarlo, yo estaría moralmente obligado a no revelar su paradero incluso si para ello tuviese que mentir.


 Al igual que Platón, Aristóteles está interesado en la cuestión de cómo deberíamos vivir en tanto que seres humanos, la cuestión fundamental de la ética. Pero, para Aristóteles, el supuesto conocimiento platónico de unos principios para la acción no es propio de la vida humana (quizás sí sea propio de los dioses). No hay recetas mágicas para tomar decisiones ni para conseguir la felicidad, el bien último de la vida humana. Actuar de acuerdo con la virtud no puede depender del conocimiento de unos principios separados de la vida humana, que es finita, y de las acciones humanas, que son concretas, que se realizan en un contexto y por unas personas concretas, de carne y hueso. El valor de la acción humana (lo que la hace buena o mala, correcta o incorrecta) ha de encontrarse en la propia acción, no fuera de ella. El valor de la vida humana, lo que la hace una vida que merezca la pena ser vivida, ha de encontrarse en la particularidad y en las capacidades propias del ser humano. La razón, como aquella capacidad que distingue al ser humano de cualquier otro ser, y su desarrollo es lo que hace que una vida se desarrolle como vida humana, feliz.

viernes, 1 de julio de 2011

Prudencia y conocimiento (I): Platón vs. Aristóteles en el conocimiento del bien y el valor

Para Aristóteles, la prudencia es la sabiduría práctica de aquella persona que es habilidosa al deliberar, juzgar y orientar su acción  conforme a la virtud y con vistas al fin último de toda vida humana: la felicidad (ver Ética a Nicómaco, VI, 4). La persona prudente es capaz de escoger el término medio (entre el exceso y el defecto) adecuado a cada persona y a cada circunstancia concreta. La acción correcta, virtuosa, será aquella que se ajuste a este criterio. Escoger este término medio es una tarea que requiere el concurso de la razón, requiere sopesar las características concretas de la acción que se va a realizar, de las personas afectadas por dicha acción, deliberar sobre los medios, las consecuencias, etc... en definitiva, encontrar las razones adecuadas que justifiquen nuestra acción.

Imagen de: http://www.biografiasyvidas.com/monografia/aristoteles/
Pero, ¿en qué consiste esta sabiduría práctica? ¿Qué debe conseguir una persona para ser prudente? ¿Acumular conocimientos? ¿Forjarse un carácter, unas características propias de su persona?

Platón y su maestro, Sócrates (en tanto que representantes del intelectualismo moral) tenían claro que el hombre virtuoso solo podía ser aquel que poseyera conocimiento: el mal solo podía ser fruto de la ignorancia. De modo que, para ser virtuoso, el ser humano debía tener una vida dedicada a conocer los principios que hacen de la vida humana una vida virtuosa y que permiten conocer el bien en las acciones. Para estos autores, actuar bien consiste en ajustarse a dichos principios en la práctica. Conocer el valor y el bien es lo que permite guiar nuestra conducta hacia la virtud. El bien y el valor son vistos pues como puntos fijos a partir de los cuales orientar nuestra conducta. El ignorante de dichos puntos estará desorientado y, por ello, actuará mal.

Imagen de: http://enunmundodescomunal.blogspot.com/2011/02/es-posible-obrar-el-mal-cuando-se.html


Esta idea platónica y socrática de los principios morales acerca mucho la ética al conocimiento científico: de la misma manera que el ser humano aspira a descubrir los principios que rigen en la naturaleza, también deberíamos poder aspirar a descubrir los principios que han de guiar la vida humana. La ética es una especie de episteme, volcada en la acción humana. El conocimiento auténtico de la realidad (a diferencia de la mera opinión), la episteme, solo puede ser conocimiento de los auténticos principios de la naturaleza o realidad. Análogamente, actuar bien solo puede venir acompañado de un auténtico conocimiento de los principios de la acción virtuosa (y no del engaño o la persuasión de los sofistas, para quienes dichos principios son siempre relativos a los intereses egoístas o a la voluntad de dominio de unos seres humanos sobre otros). El gesto de Sócrates en la pintura de Jacques Louis David (La muerte de Sócrates) es un símbolo de su propia doctrina moral (intelectualismo moral). Sócrates señala en la pintura que los principios de la acción humana están en el lugar elevado donde se encuentran todos los principios del conocimiento (las llamadas ideas), un lugar solo reservado a aquel capaz de elevarse sobre las meras opiniones y el engañoso mundo de las apariencias, un mundo al que solo el sabio tiene acceso.

Aristóteles, con su concepción de la sabiduría práctica, rechazará por completo esta identificación de la virtud con el conocimiento científico. (Continúa en la siguiente entrada del blog).

sábado, 4 de junio de 2011

El imperativo categórico kantiano

A continuación, adjunto un esquema conceptual sobre el significado del imperativo categórico en Kant. En dicho esquema se diferencia al imperativo categórico de otros tipos de mandatos. Podéis acceder a él haciendo click sobre la imagen.




Espero que os sea de ayuda. Cualquier comentario aclaratorio o cualquier duda también serán bienvenidos.

Ahora vamos a responder a unas cuantas preguntas que podrían ayudar a aclarar el tema.

     1. ¿Qué quiere decir que una norma o un principio sea subjetivo u objetivo? ¿Por qué es importante esta distinción?

Que un principio sea objetivo significa que cualquier ser racional lo aceptaría a la hora de actuar. Que sea subjetivo, significa que dicha norma o principio puede ser válido y aceptable para una persona y que, a su vez, no lo sea para otra, sin que por ello ninguna de las dos caiga en la irracionalidad. Así, puede ser racional para ti estudiar una hora al día después de clases aunque, para mí, lo racional es estudiar dos horas, ya que necesito más tiempo. De modo que, la norma "debes estudiar dos horas al día después de clases" ha de ser una máxima, subjetiva.

Imagen de: http://blogdenortiz.blogspot.com/2011/02/un-krusty-diferente.html


Sin embargo, si uno quiere ganar una medalla olímpica en natación sincronizada tendrá que entrenar en piscina o en otro tipo de lugares con agua. Este principio guía ha de ser aceptable por cualquier ser racional, no es subjetivo, por tanto, sino objetivo.

Imagen de: http://www.iesfuentenueva.net/proyecto/index.php?option=com_content&view=article&id=1348:natacion-sincronizada&catid=61:teoria&Itemid=96


     2. ¿Qué significa que un imperativo es universal?

Un imperativo es universal o, mejor dicho, universalizable si un ser racional aceptaría vivir en un lugar donde todos los seres racionales lo adoptasen como máxima para su conducta. Así, el principio "debes mentir todo el tiempo" no puede ser un principio que quiera adoptar un ser racional. La mentira solo tiene sentido si puede aportar algún tipo de ventaja al mentiroso. Pero, en un entorno de seres que siempre mintieran o que mintieran todo el tiempo a su conveniencia, nadie podría sacar ventaja alguna de mentir. De modo que la mentira se autodestruye como principio universal.

Así, los principios que son auténticamente morales, según Kant, son aquellos que resisten la prueba de la universalizabilidad. Aquellos que pueden ser aceptados o adoptados universalmente por todos los seres sin caer en la irracionalidad.

Este es el fundamento de una de las formulaciones generales que Kant ofreció del imperativo categórico como el fundamento de la moral, la llamada formulación de la ley universal:

"Obra sólo de forma que puedas desear que la máxima de tu actuación se convierta en una ley universal".
Imagen de: http://lsbit.wordpress.com/2008/12/01/imperativo-categorico-categorical-imperative/

3. ¿Cómo se puede saber si una máxima elegida por mí puede convertirse en una ley universal?

Esta cuestión es crucial para poder ver la relación entre la anterior formulación del imperativo categórico (la formulación de la ley universal) con el resto de las formulaciones. ¿Cómo puede alcanzar la universalidad una máxima que rige mi acción. Para que mi máxima sea acorde con el imperativo categórico tiene poder ser aceptable para todo ser racional. Pero, ¿cómo me puedo asegurar de esto? ¿Hago una encuesta entre todos los seres racionales para ver si aceptaría mi máxima de, por ejemplo, cumplir las promesas? No, eso sería imposible. La única salida que ve Kant a la cuestión es contar con una capacidad común y específica de todos los seres humanos: su racionalidad. Sólo serán aceptables aquellas máximas que no se muestren como claramente irracionales, según el test de la universalizabilidad anteriormente descrito. En la moral, nos vemos gobernados por el mismo principio de racionalidad que en las matemáticas. Cualquier persona, de cualquier cultura y procedencia, tiene la capacidad racional de aprender que 2+2=4. Lo mismo ocurre con la moral.

El conjunto de todos los seres racionales forma el llamado "reino de los fines", donde solo podría legislar un ser de la misma naturaleza: un ser racional. Esta misma naturaleza racional, hace que todos los seres racionales estén dotados de una dignidad por la que no pueden ser tratados nunca como medio para los fines de otro (es decir, quien así los tratase --incumpliendo una promesa, matando al prójimo-- cometería una irracionalidad y perdería su propia dignidad como ser racional y miembro de dicho reino). De ahí las otras dos formulaciones.

Fómula del fin en sí mismo.

"Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio."

Fórmula de la autonomía.
"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de fines".



Hala, ánimo y a pensar en Kant.